El éxito de los ecologistas, en tercera posición, y el descalabro de la derecha tradicional son las sorpresas de la noche
Los franceses castigaron el domingo a Emmanuel Macron con la primera derrota electoral de su carrera y premiaron a Marine Le Pen con una victoria que la reafirma como una fuerza central en Francia. Pero la candidatura macronista a las elecciones europeas contiene los daños en un momento de malestar social profundo. Y el Reagrupamiento Nacional (RN) —nueva marca del viejo partido de extrema derecha Frente Nacional— gana sin sacar tan buen resultado como en 2014. El éxito de la lista ecologista, en tercera posición, y el descalabro de la derecha tradicional de Los Republicanos fueron las sorpresas de la noche electoral.
El voto de castigo al gobernante es habitual en las europeas y el Frente Nacional ya las ganó hace cinco años con un 24,9%. A medianoche se había escrutado un 80% de votos, un nivel insuficiente para apreciar con exactitud el resultado final. Según los institutos de sondeos, con un 22% de votos, la lista macronista —Renacimiento, formada por La República en marcha y los centristas de Modem— resistía a poca distancia de RN, que obtiene un 23%.
Pero la victoria de Le Pen es un revés para un líder como Macron, que en 2017 llegó al poder con la promesa de transformar Europa y que, dos años después, ve cómo en la primera ocasión que sus conciudadanos votan por la euroescéptica Le Pen. En tercera posición quedan Europa Ecología-Los Verdes, con un porcentaje en torno al 13%. La candidatura liderada por el eurodiputado Yannick Jadot se ha visto propulsada en parte por la ola global de concienciación medioambiental y por la capacidad de atraer el voto de un sector de la izquierda moderada que se ha quedado sin referentes. Los Republicanos (LR), el partido de la derecha tradicional, se quedan con poco más del 8%, un naufragio para una formación que ha gobernado Francia durante buena parte de la V República. La izquierda populista de La Francia Insumisa y el Partido Socialista, empatarían en torno al 6%.
Participación
La primera noticia durante la jornada electoral fue la participación de más del 50%, elevada para unas elecciones europeas, que suelen despertar poco interés. En Francia se presentaban 34 listas que se disputaban 79 escaños.
La victoria del RN consolida a Le Pen, que ha aparcado la promesa del Frexit, la salida de Francia de la UE, y se ha recuperado de la derrota ante Macron en las elecciones presidenciales de 2017. También para su candidato, Jordan Bardella, que ha ofrecido una imagen de juventud y normalidad para un partido durante mucho tiempo estigmatizado. Significará que el RN, que irrumpió en la vida parlamentaria en la década de 1980, se reafirma como gran fuerza nacionalista y populista de Francia, quizá el primer partido de este país. «Emmanuel Macron no tiene otra opción que disolver la Asamblea Nacional», dijo Le Pen. Es decir, convocar elecciones legislativas.
La campaña se ha planteado como un referéndum sobre la gestión de Macron en los dos primeros años de su mandato de cinco. También era una revancha de la segunda vuelta de las presidenciales, en las que Macron derrotó a Le Pen.
«Recibo este resultado con humildad. Cuando uno acaba segundo en una elección no puede decir que la ha ganado», dijo el primer ministro, Édouard Philippe. «Desde mañana estaré a pie de obra para continuar con el proyecto del presidente y de la mayoría».
Las europeas suponen un paso más en la reconfiguración del sistema político francés. La victoria de Macron en las presidenciales de hace dos años fue el primero. El hundimiento del PS marcó aquellas elecciones. En las europeas se hunde LR, Los Republicanos, el partido que, junto al PS, estructuró la política francesa durante décadas. Las europeas confirman que Francia está dejando atrás el esquema tradicional que oponía el centroizquierda y el centroderecha. Las fuerzas dominantes, en 2017 y ahora, son un amplio centro reformista y europeísta, y una derecha radical populista y nacionalista.
Estas son unas elecciones particulares, porque se celebran con el sistema proporcional y con una sola vuelta. En las presidenciales, legislativas y locales, los franceses votan por un sistema mayoritario a dos vueltas, lo que infla la representación de los candidatos y partidos más votados y reduce o elimina las de los menos votados. Así puede ocurrir que el RN, que puede alardear de ser el primer partido de Francia, tenga solo, debido a este sistema, 14 alcaldías de 36.000 y 6 diputados de 577. El motivo es que, cuando pasa a la segunda vuelta, todos se unen contra él.
Las elecciones europeas eran el primer examen en las urnas para Macron desde su victoria en las presidenciales. Eran también una prueba después de la crisis de los chalecos amarillos, que durante más de seis meses han protestado en las calles contra las políticas del presidente. Este movimiento, ya muy debilitado, nunca fue masivo, pero recogió amplias simpatías en la sociedad y ha obligado al Gobierno a desembolsar más de 15.000 millones de euros en medidas sociales. Pero ha fracasado a la hora de saltar a la política. Ninguna lista afín a los chalecos amarillos se acerca al 5% de votos, la barrera necesaria para lograr eurodiputados.