El ex primer ministro belga, líder desde hace una década del grupo liberal (ALDE) en el Parlamento Europeo, busca romper el duopolio con una nueva formación centrista construida en torno al discurso de Macron
Guy Verhofstadt (Dendermonde, 1953) pasa por ser el látigo verbal más rápido y certero del Parlamento Europeo. Líder del grupo liberal (ALDE) desde hace una década en ese Parlamento, goza sacando de sus casillas a populistas y euroescépticos con su irrefrenable entusiasmo por una Europa federal. De carcajada estruendosa y gesticulación meridional, este flamenco se encaramó a la presidencia del Gobierno de Bélgica en 1999 y acabó con medio siglo de alternancia entre socialistas y populares en ese país. Ahora quiere repetir la misma jugada a nivel europeo. Y romper el duopolio con una nueva formación centrista construida en torno al discurso y la figura del presidente francés, Emmanuel Macron. Está convencido de que esa es la única posibilidad de salvar el proyecto europeo. “No creo que la UE pueda sobrevivir este siglo si no cambiamos», asegura en su despacho en Bruselas durante una entrevista con EL PAÍS y otros medios europeos. «Nada es eterno, ¿eh? Nada. Tampoco las instituciones políticas. Nuestra obligación es reformar la UE, romper el statu quo y protagonizar el renacimiento de Europa como plantea Macron. Si fracasamos, la pesadilla se hará realidad”
Pregunta. En las elecciones de mayo al Parlamento Europeo se espera un ascenso de los grupos populistas y euroescépticos. ¿Le inquieta?
Respuesta. Como a cualquier político proeuropeo me preocupa el aumento del populismo y del nacionalismo en Europa. Pero no pienso que sea algo inevitable. Todo lo contrario. Creo que es posible combatirlos y derrotarlos, como hemos visto en varios países. Pero para eso hace falta una nueva visión y una cierta pasión por esta nueva Europa que defiendo. Hay que contrarrestar a esas fuerzas, porque ahora tienen una nueva narrativa. Ahora dicen que no quieren destruir Europa, que solo quieren cambiarla desde dentro. Pero los cambios que plantean suponen la destrucción de la UE porque quieren volver al predominio de los estados nación y no tener una cooperación europea.
P. ¿Por qué cree que han cambiado el discurso?
R. Por el Brexit. Tras el Brexit ha quedado claro que la opinión pública quiere cambiar Europa pero no destruirla.
P. Usted quiere enfrentarse al populismo y derrotarlo. ¿No cree que también debería intentar entenderlo?
R. Mis enemigos son los populistas, no la gente que vota por ellos. La gente que les vota tiene miedo y problemas. Son clase media europea que se siente víctima de la globalización o que teme el impacto de la migración en sus barrios. Y esos problemas debemos abordarlos ofreciendo alternativas. Pero los populistas no tienen soluciones, solo tratan de expandir el miedo para cosechar más votos. Salvini, en el fondo, espera que lleguen más migrantes porque eso le daría más votos.
P. ¿Qué ofrecen ustedes para contrarrestar esos mensajes?
R. En las elecciones de mayo trataremos de construir un nueva fuerza centrista, reformista y proeuropea, que será la alternativa para luchar contra el populismo y el nacionalismo. Pero al mismo tiempo será la alternativa al statu quo de los últimos 40 años. Desde las primeras elecciones al Parlamento Europeo [en 1979] siempre hemos visto mayorías de populares y socialistas, o viceversa. Ahora, por primera vez, tal vez no haya esa mayoría. Y por eso, no se trata solo de bloquear el populismo sino también de romper el statu quo. Porque si no lo rompemos y generamos pasión por una nueva Europa, que no sea tecnocrática, burocrática, basada en reglamentos y directivas, si no logramos construir esa fuerza nueva en el centro, dentro de cinco años, en las elecciones de 2024, los populistas ascenderán de manera masiva y crearán la pesadilla que ahora tememos.
P. Pero durante esos 40 años, los liberales también han formado parte de ese statu quo. ¿Por qué va a confiar la gente en que ustedes encabecen el cambio?
R. Pero éramos un partido pequeño. Y, en segundo lugar, ahora vamos a construir una nueva fuerza. No tendrá el nombre de ALDE, sino otro, porque será un grupo más amplio y pensado para el futuro y para tomar el relevo. En el pasado, tuvimos una primera generación de europeos que fueron los padres fundadores de la comunidad europea, con la unión aduanera. Luego, una segunda generación, que creó el euro y el mercado interior. Y ahora, lo que está en juego es saber si hay una tercera generación que tome el relevo y que asuma la enorme responsabilidad de colocar a Europa en una nueva posición en el mundo. Creo que alguien como Macron podría librar esa tercera generación.
P. O Salvini.
R. No, ese es el hombre que la quiere destruir. Hablo de una tercera generación que quiera construir Europa, no destruirla. O quizá también sea esa, la de Salvini, la tercera generación, pero entonces no pasará a la historia de la misma manera que sus predecesores, porque lo que hace falta ahora es construir una UE que pueda defender sus intereses en un mundo que es de imperios, no de Estados
P. Además de Macron, ¿en quién piensa para liderar esa tercera generación?
R. Hay muchos. En España tenemos a Albert Rivera, que hace un discurso proeuropeo. En Italia ha surgido Piú Europa [Más Europa], que todavía es pequeño pero ya veremos. En Holanda, al primer ministro Mark Rutte, que acaba de hacer un discurso en Zurich donde defendió que Europa debe posicionarse en el mundo como una potencia. Hay más gente de la que parece. Estoy seguro de que esa tercera generación existe y de que, más adelante, aparecerá en los libros de Historia.