May se enfrenta hoy a la moción de censura presentada por el ala dura de su partido

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“Voy a defenderme con todas mis fuerzas”, ha manifestado la primera ministra británica

«Voy a defenderme con todas mis fuerzas». Theresa May ha comparecido esta mañana a las puertas de Downing Street para anunciar su intención de pelear con uñas y dientes por el liderazgo conservador. La primera ministra se somete esta tarde a una moción de censura interna en su propio grupo parlamentario. Los euroescépticos han logrado finalmente reunir a los 48 diputados necesarios para poner en marcha este mecanismo.

«Un cambio de liderazgo en el Partido Conservador pondría en riesgo a nuestro país y crearía una incertidumbre que no nos podemos permitir», advertía May. «Un nuevo líder no tendría tiempo de renegociar [con la UE] el Acuerdo de Retirada e impulsar la legislación necesaria en el Parlamento antes del 29 de marzo. Sus primeras decisiones deberían ser extender o revocar el artículo 50 [por el que Reino Unido puso en marcha el reloj parar salir de la UE], y eso supondría retrasar o incluso frenar el Brexit, cuando lo que la gente quiere es que acabemos con este proceso», explicaba la primera ministra.

Sir Graham Brady, el jefe del llamado Comité 1922, que agrupa a los parlamentarios que no tienen ningún cargo en el Gobierno, pidió audiencia con la primera ministra hoy para comunicarle que ha recibido ya 48 «cartas de confianza», y para repasar juntos el procedimiento que se abre este mismo miércoles.

Como establecen los estatutos del Partido Conservador, se pone de este modo en marcha una votación en el seno del grupo parlamentario. Si May no obtiene un respaldo mayoritario, es decir, 158 de los 315 diputados, debería abandonar de inmediato su puesto. En el caso de superar la moción, tendría su puesto asegurado durante 12 meses. Ese es el tiempo que los estatutos establecen antes de que pueda presentarse otra moción. El último líder conservador en ser derribado a través de este mecanismo fue Ian Duncan Smith en 2013. Margaret Thatcher superó el desafío en 1989, aunque el descontento general y el propio cuestionamiento interno de su autoridad le llevaron a dimitir.

El grupo euroescéptico liderado por Jacob Rees-Mogg lleva varias semanas intentando reunir la cifra de diputados necesaria para activar este mecanismo en contra de May, y hasta ahora no había logrado que se comprometieran suficientes firmas. La decisión de la primera ministra de retirar la votación sobre el acuerdo del Brexit, que estaba prevista para este martes, ha supuesto un punto de inflexión en la batalla interna que vive el Partido Conservador en los últimos dos años. Steven Baker, el número dos de Rees-Mogg, animó este martes a los diputados dudosos a dar el paso y presentar su «carta de confianza».

Si Theresa May resulta derrotada en esta votación, se abriría una batalla por el liderazgo tory. Los diputados votarían en un proceso de descarte hasta que solo quedaran dos candidatos en liza. Hasta el momento, nadie ha presentado oficialmente su candidatura, pero los nombres barajados para sustituir a la primera ministra son los de Boris Johnson, exministro de Exteriores, David Davis, exministro para el Brexit, y su sucesor en ese puesto, Dominic Raab.

Aunque el consenso general afirma que May debe superar el desafío por un margen suficientemente amplio, el equipo de la primera ministra insiste en que seguirá en su puesto si supera la votación, aunque sea por un solo voto. «Estoy firme y dispuesta a pelear», ha dicho la primera ministra al finalizar su declaración ante Downing Street.

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